A la busca del tiempo perdido III
- La Prisionera
- La Fugitiva
- El Tiempo recobrado
A la recherche du temps perdu
- La Prisionnière
- La Fugitive
- Le Temps retrouvée
Marcel Proust
Editorial Valdemar 2.005 (Francia 1.925-1.927)
Trad. Mauro Armiño
1.375 pags.
En los tres títulos que contiene este último volumen de A la busca del tiempo perdido, el lector asiste al amor, la pasión y los celos del Narrador por una Albertine que, tras su huida, terminará encontrando la muerte. A la par de esta historia de amor, el alter ego de Proust lanza una mirada crítica sobre el momento de mayor esplendor de finales del siglo XIX y principios del XX, una Belle Époque cuyos protagonistas, ociosos aristócratas y altas damas de la cuna más noble dedicadas al juego del amor y la belleza, se verá roída por el paso de los años hasta que la Primera Guerra Mundial cierre el capítulo de una sociedad que se negaba a admitir el paso del tiempo.
Proust, que junto con Franz Kafka y James Joyce, forma la trilogía de nombres imprescindibles de la literatura del siglo XIX, describió en A la busca del tiempo perdido mucho más que una novela: la forma en que aflora la conciencia del Narrador –en última instancia, del individuo, de cualquiera– necesitaba una prosa distinta, compleja, que quiere reflejar los meandros por los que navega la memoria de los seres humanos.
Con este tercer volumen se completa la edición de A la busca del tiempo perdido que la Editorial Valdemar inició hace cinco años; por primera vez, la traducción se debe a una sola mano, a un solo estilo, a un solo traductor, Mauro Armiño, que ha seguido los textos más recientes de la novela, depurada, sobre todo en sus tres últimos volúmenes, de la ganga que acompaña a toda obra póstuma.
Pocos escritores, por no decir ninguno, gozan en lengua española de una edición tan completa como la presente: a cien años de distancia del momento histórico en que se desarrolla la acción. El primer tomo de esta edición incluye un: Diccionario biográfico de amistades y conocidos del autor que pasaron a encarnar personajes de su novela; un Diccionario de personajes de A la busca del tiempo perdido, que apunta en filigrana su aparición en la trama a lo largo de la novela; y un Diccionario de los lugares geográficos y ficticios donde transcurre la acción. Además de un álbum fotográfico de Proust y de un amplio cuadro biográfico del autor y de la bibliografía más reciente, cada título queda desmenuzado en resúmenes que, divididos por secciones o episodios, permiten acercarse rápidamente a la trama y ver el avance de los protagonistas por la larga y compleja acción interior y exterior de los personajes proustianos. Toda la edición cuenta con una anotación imprescindible para una lectura que se quiera correcta y comprensiva, y que permite al lector adentrarse en el mundo proustiano: A la busca del tiempo perdido sirve de espejo al mundo interior del Narrador, pero también al mundo exterior en que se desenvuelve. El tercer y último tomo contiene tres Índices del conjunto de A la busca del tiempo perdido: 1) de personas y personajes citados; 2) de lugares geográficos; y 3) de obras literarias y artísticas que aparecen citadas en la novela.
Los tres últimos volumenes de ésta edición presentan los tres últimos libros, los dos primeros, con los títulos referentes a Albertine (lease Alfred Agostinelli en la realidad), pertenecen mas al ciclo de "Sodoma y Gomorra", donde a través de múltiples personajes, tenemos sodomitas: M. de Charlus, El Duque de Guermantes, Jupien, Morel, etc, y gomorritas o sospechosos: Mlle Vinteul, Albertine (la gran sospecha), Andrée, Lèa y otros. Están basados en el amor enfermizo del narrador, que parece que su única pulsión son los celos, sus juegos amorosos con Albertine son repugnantes.
Asistimos tambien a la soiree en el cogollito de los Verdurin, donde M. de Charlus organiza un concierto de Charlie Morel, una velada que no es del gusto de Mme. Verdurin, y quedan enemistados, los lectores simpatizamos con el Barón de Charlus, a pesar de que nos lo presenten como un invertido vicioso.
Albertine huye en "La Fugitiva" y encuentra su destino, aunque realmente al narrador eso le importa poco. Hará su proyectado viaje a Venecia, y al final descubrirá la verdadera naturaleza de su amigo Saint Loup, que todos, excepto quizás él intuiamos ya desde "La Parte de Guermantes" cuando el narrador acude al cuartel.
La tercera parte transcurre con la Guerra Mundial, con una subrealista estancia en un lupanar regentado por nuestro simpático Jupien, un lupanar naturalmente de sodomitas, que realmente es de lo mas simpático de toda la obra.
Por último hay una singular matinee en el Palacio de Guermantes, donde vemos como el tiempo ha ido transformando a los personajes y a la sociedad, el Palacio de Guermanes se ha convertido en un nuevo cogollito, Charles Morel es ahora una autoridad moral, Sarah de cuando el Señor (personaje opuesto y hermanado con Charlie) recitando y permitiendose ningunear a los hijos de la Berma. Pero es el cambio de la sociedad y los papeles nuevos que tienen personajes como Mme. Verdurin, Odette o Bloch, lo singular de ésta recepción.
En general una obra magnífica que da pena terminar, y merece la pena su lectura aunque lleve tanto tiempo, un viaje a través de los recuerdos, que a veces se hace duro de seguir, por las referencias políticas (sobre todo del caso Dreyfuss), pictóticas, teatrales, mitológicas. Tambien se hace difícil por algunos trozos inacabados o que entran en colisión con postreros acontecimientos, pero merece la pena la extensión y los personajes que hacen desear que la novela no se termine nunca.
23 septiembre 2008
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