18 julio 2006

La Catedral del Mar


La Catedral del Mar
Ildefonso Falcones de Sierra
Ed. Grijalbo
669 pgs.
2.006

En los tiempos del Rey Pedro III El Ceremonioso, Arnau Estanyol hijo de siervos, se dirige a Barcelona en busca de su libertad, acompañado de su padre. Ambos fugitivos pasarán diversas vicisitudes en la ciudad, mientras que trascurre la historia, y como fondo se construye la Iglesia de Santa María del Mar.
Mi impresión personal durante la lectura de este libro, ha variado mucho. Confieso que tenía mucho interés en leerlo, pero a medida que avanzaba en su lectura, el aburrimiento y la decepción comenzaban a embargarme.
¿Qué podía esperar? El autor del libro, es un nóvel, que ha sido encumbrado por el aparato propagandista editorial, he visto comparaciones de este libro con Los Pilares de la Tierra, con La Sombra del Viento, incluso con El Médico.
Si se enfoca desde este punto de vista nos llevamos una desilusión segura.
Se trata de un libro de ficción histórica, parcialmente documentado, que sin embargo entretiene, pues presenta todos los ingredientes que debe tener una novela en la época medieval: mazmorras, derecho de pernada, Santo Oficio, Reyes indiferentes y caprichosos, ballestas y cuchillos, calles oscuras, ejecuciones en la plaza, condes libidinosos, etc....Lo malo es que tanta cantidad de detalles o ingredientes medievales, llevan en algún momento al hastío del lector, por ser demasiado previsible. Los personajes que intervienen en la novela, pertenecen a lo mas clásico del melodrama, bien son malos, muy malos: El Inquisidor Nicolau de Eimeric, Genis de Puig y sus hermanos, en especial la pérfida Margarida, los Señores de Bellera, Elionor, o son buenos, tan buenos que llegan al empalago: especial mención al protagonista Arnau, al moro Sahat, el judio Hasdai, los baistaxos, etc. La falta de rigor histórico es evidente: la expedición naval de Pedro I El Cruel, que tuvo gran mérito, pues desafió la supremacía en el mediterráneo de Aragón, y fué la primera expedición marítima castellana, es tratada de forma burlesca, dandole una importancia desproporcionada a una culebrina. Los almogavares parecen mas bersekers de novela de fantasía tipo El Señor de los Anillos, que guerreros medievales. Y por último, y lo que es mas grave, parece ser que para éste autor, los ejercitos de Pedro el Ceremonioso, estaban constituidos exclusivamente por catalanes, sin ningún aragonés ni valenciano en sus filas (salvo quizás el Rey y los Infantes).
Por otro lado, el personaje principal, no tiene mentalidad en absoluto medieval, sino de barcelonés del siglo XXI (salvo por su religiosidad), y el autor lo hace pasar por una serie de oficios tan dispares, que son inconcebibles en la época medieval: de aprendiz de alfarero, estribador portuario, contable, barón, juez, etc. Puro disparate.
No obstante, se trata en general de una historia entretenida, si jugamos a creernosla, que tiene momentos especiales, sobre todo en lo referente a la construción de la Iglesia, y en la juventud del personaje. Máxime si prescindimos totalemente del periodo de Arnau como barón. En resumen, hay que leerla, pero no esperar de la novela mas de lo que es, una obra de un autor nóvel, encumbrado por el mundillo del marqueting editorial.

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