23 septiembre 2008

A la busca del tiempo perdido III

A la busca del tiempo perdido III
- La Prisionera
- La Fugitiva
- El Tiempo recobrado
A la recherche du temps perdu
- La Prisionnière
- La Fugitive
- Le Temps retrouvée
Marcel Proust
Editorial Valdemar 2.005 (Francia 1.925-1.927)
Trad. Mauro Armiño
1.375 pags.


En los tres títulos que contiene este último volumen de A la busca del tiempo perdido, el lector asiste al amor, la pasión y los celos del Narrador por una Albertine que, tras su huida, terminará encontrando la muerte. A la par de esta historia de amor, el alter ego de Proust lanza una mirada crítica sobre el momento de mayor esplendor de finales del siglo XIX y principios del XX, una Belle Époque cuyos protagonistas, ociosos aristócratas y altas damas de la cuna más noble dedicadas al juego del amor y la belleza, se verá roída por el paso de los años hasta que la Primera Guerra Mundial cierre el capítulo de una sociedad que se negaba a admitir el paso del tiempo.
Proust, que junto con Franz Kafka y James Joyce, forma la trilogía de nombres imprescindibles de la literatura del siglo XIX, describió en A la busca del tiempo perdido mucho más que una novela: la forma en que aflora la conciencia del Narrador –en última instancia, del individuo, de cualquiera– necesitaba una prosa distinta, compleja, que quiere reflejar los meandros por los que navega la memoria de los seres humanos.
Con este tercer volumen se completa la edición de A la busca del tiempo perdido que la Editorial Valdemar inició hace cinco años; por primera vez, la traducción se debe a una sola mano, a un solo estilo, a un solo traductor, Mauro Armiño, que ha seguido los textos más recientes de la novela, depurada, sobre todo en sus tres últimos volúmenes, de la ganga que acompaña a toda obra póstuma.
Pocos escritores, por no decir ninguno, gozan en lengua española de una edición tan completa como la presente: a cien años de distancia del momento histórico en que se desarrolla la acción. El primer tomo de esta edición incluye un: Diccionario biográfico de amistades y conocidos del autor que pasaron a encarnar personajes de su novela; un Diccionario de personajes de A la busca del tiempo perdido, que apunta en filigrana su aparición en la trama a lo largo de la novela; y un Diccionario de los lugares geográficos y ficticios donde transcurre la acción. Además de un álbum fotográfico de Proust y de un amplio cuadro biográfico del autor y de la bibliografía más reciente, cada título queda desmenuzado en resúmenes que, divididos por secciones o episodios, permiten acercarse rápidamente a la trama y ver el avance de los protagonistas por la larga y compleja acción interior y exterior de los personajes proustianos. Toda la edición cuenta con una anotación imprescindible para una lectura que se quiera correcta y comprensiva, y que permite al lector adentrarse en el mundo proustiano: A la busca del tiempo perdido sirve de espejo al mundo interior del Narrador, pero también al mundo exterior en que se desenvuelve. El tercer y último tomo contiene tres Índices del conjunto de A la busca del tiempo perdido: 1) de personas y personajes citados; 2) de lugares geográficos; y 3) de obras literarias y artísticas que aparecen citadas en la novela.

Los tres últimos volumenes de ésta edición presentan los tres últimos libros, los dos primeros, con los títulos referentes a Albertine (lease Alfred Agostinelli en la realidad), pertenecen mas al ciclo de "Sodoma y Gomorra", donde a través de múltiples personajes, tenemos sodomitas: M. de Charlus, El Duque de Guermantes, Jupien, Morel, etc, y gomorritas o sospechosos: Mlle Vinteul, Albertine (la gran sospecha), Andrée, Lèa y otros. Están basados en el amor enfermizo del narrador, que parece que su única pulsión son los celos, sus juegos amorosos con Albertine son repugnantes.
Asistimos tambien a la soiree en el cogollito de los Verdurin, donde M. de Charlus organiza un concierto de Charlie Morel, una velada que no es del gusto de Mme. Verdurin, y quedan enemistados, los lectores simpatizamos con el Barón de Charlus, a pesar de que nos lo presenten como un invertido vicioso.
Albertine huye en "La Fugitiva" y encuentra su destino, aunque realmente al narrador eso le importa poco. Hará su proyectado viaje a Venecia, y al final descubrirá la verdadera naturaleza de su amigo Saint Loup, que todos, excepto quizás él intuiamos ya desde "La Parte de Guermantes" cuando el narrador acude al cuartel.
La tercera parte transcurre con la Guerra Mundial, con una subrealista estancia en un lupanar regentado por nuestro simpático Jupien, un lupanar naturalmente de sodomitas, que realmente es de lo mas simpático de toda la obra.
Por último hay una singular matinee en el Palacio de Guermantes, donde vemos como el tiempo ha ido transformando a los personajes y a la sociedad, el Palacio de Guermanes se ha convertido en un nuevo cogollito, Charles Morel es ahora una autoridad moral, Sarah de cuando el Señor (personaje opuesto y hermanado con Charlie) recitando y permitiendose ningunear a los hijos de la Berma. Pero es el cambio de la sociedad y los papeles nuevos que tienen personajes como Mme. Verdurin, Odette o Bloch, lo singular de ésta recepción.
En general una obra magnífica que da pena terminar, y merece la pena su lectura aunque lleve tanto tiempo, un viaje a través de los recuerdos, que a veces se hace duro de seguir, por las referencias políticas (sobre todo del caso Dreyfuss), pictóticas, teatrales, mitológicas. Tambien se hace difícil por algunos trozos inacabados o que entran en colisión con postreros acontecimientos, pero merece la pena la extensión y los personajes que hacen desear que la novela no se termine nunca.

05 septiembre 2008

A la busca del tiempo perdido (2)

A la busca del tiempo perdido (2)
- La parte de Guermantes
- Sodoma y Gomorra
À la recherche du temps perdu
- Le Côtè de Guermantes
- Sodome et Gomorre
Marcel Proust
Editorial Vademar 2.002 (Francia 1.921-1.923)
Trad. de Mauro Armiño
1.256 pags.

Prosiguiendo su viaje iniciático, el Narrador de A la busca de tiempo perdido se adentra en La parte de Guermantes por los ambientes de la aristocracia, que habían sido míticos para sus sueños de adolescente: la visión en la iglesia de Combray de la duquesa de Guermantes le había embriagado con la sonoridad del nombre, con la elegancia, que su mente convierte en belleza, de Oriane de Guermantes. Cuando en París descubre los prestigios del faubourg Saint-Germain, especie de ciudad prohibida para los simples mortales, el sueño del Narrador se derrumba: son criaturas dominadas por la frivolidad, el orgullo y la petulancia; algunas además son turbias; y, merodeando a su alrededor, un rico ambiente burgués, cómico por sus pretensiones intelectuales, como el «cogollito» de los Verdurin, que maniobran en la sombra para ascender en la escala social.

Sodoma y Gomorra retrocede para centrarse en el barón de Charlus: a través de esta exquisita y soberbia criatura novelesca, el Narrador descubrirá las terribles «ciudades de la llanura» bíblicas, condenadas al castigo del azufre y el fuego por sus vicios: es el envés del decorado en el que se pavonea una aristocracia inútil, en cuya crítica nadie, ni los mayores nombres de la narrativa realista, ha puesto tanta acidez e ironía. La brillantez y la belleza que parecían presidir, para el Narrador adolescente, la vida de la aristocracia, son una ilusión que se desvanece mientras el héroe va viviendo a tientas la pasión amorosa que en él habían despertado las muchachas en flor.

El segundo tomo de la Edición de Valdemar de A la Busca del Tiempo perdido, me ha llevado varios años terminarlo, no obstante, es mi intención finalizar próximamente la obra completa, porque, a mi juicio, es una de las grandes obras de la literatura, y aunque no es precisamente un libro de acción y de diálogo, se disfruta considerablemente simplemente por el gozo de leer las frases largas de Proust. Sí frases largas y un ritmo lento, espaciado, que quizás al principio cuesta, pero cuando se adapta el lector al ritmo narrativo, es una obra maestra, aunque sea difícil de seguir, y a veces se pierde uno por los amplios campos del arte y las toilettes de las señoras.
Los personajes por otra parte, en este tomo, encontramos la verdadera naturaleza de M. de Charlus, un hombre-mujer de esos que habitaban en la Sodoma biblica, de éste modo nos explicamos muchas de sus caprichosas intervenciones en el pasado, es magistral la escena del cortejo de M. de Charlus a Jupien el chalequero, cuando el narrador se dá cuenta de la inversión de M. de Charlus.
Tambien el "cogollito" de Mme. Verdurin ha cambiado, tienen sus rivalidades con los Cambremer, y en el cogollito no falta ahora Morel el violinista junto con M. de Charlus. El narrador tambien se ha incorporado al cogollito con Albertine, y Cottard es un personaje mas respetable y mas reconocido que en los tiempos de Swann.
Sobre la historia de "amor" entre Albertine Simonet y el narrador, un historia enfermiza donde la haya, pues dá la sensación (al menos a mí) que todas las relaciones que puede tener el narrador con mujeres son artificiales. Pues sobre Albertine primero planean los celos, puestos de manifiesto en las historias de Swann y Odette y de Saint Loup y Sarah; celos que se ponen de manifiesto ebn la actitud que adoptará Albertine con Saint Loup. Pero, esos celos, se volveran mas atronadores, cuando vaya tomando certeza, primero por los comentarios de Cottard sobre su manera de bailar con Andrèe, y posteriormente, la certeza al invocar la amistad con la hija del compositor Vinteul y una, amiga, muy amiga suya. De cualquier forma, lo notable es que parece que al narrador solo le interesa Albertine cuando ésta le motiva celos, bien con hombres, bien con mujeres (siendo ésto mas aún lo que provoca el interés por Albertine), así como la mentira.
Obra maestra dónde la haya, que hay que leer antes de palmarla.

02 septiembre 2008

Mundo sin Fin

Un Mundo sin Fin: La continuación de los Pilares de la Tierra.
World Without End
Ken Follet
Random House Mondadori 2.007 (EEUU 2.007)
Trad ANUVELA
1.179 pags.


Dieciséis años después de la publicación de Los pilares de la Tierra, Ken Follet vuelve al fascinante mundo de Kingsbridge para presentar a sus lectores una magnífica saga épica marcada por el amor, la guerra y la peste en Un mundo sin fin.
Los pilares de la Tierra narra los acontecimientos de la ciudad inglesa de Kingsbridge entre 1135 y 1174. Con Un mundo sin fin regresamos a Kingsbridge, pero 153 años después.El primer día de noviembre de 1327 cuatro niños escapan de la catedral de Kingsbridge para jugar en un bosque prohibido. Son, Gwenda, hija de un ladrón, Caris, una niña excepcional que quiere ser doctora y los hermanos Merthin y Ralph, el primero un genio con la cabeza llena de inventos y el segundo un tirano, cruel y vengativo. Allí en el bosque serán testigos de una pelea entre un caballero y dos soldados. Los soldados mueren y el caballero entierra un documento antes de ingresar en el monasterio de Kingsbridge para convertirse en monje el resto de su vida. El contenido de este documento secreto jugará un papel importante en varios momentos de la novela. Como adultos las vidas de estos cuatro niños se verán entrelazadas por la ambición, el amor, el odio y la venganza. Vivirán momentos de gran prosperidad y también de hambruna; años de guerra y años de peste. Caris, es la hija de un mercader de lana. De pequeña quería ser doctora, profesión prohibida a las mujeres en la Edad Media. Sin embargo, Caris no acepta ni esta ni ninguna otra prohibición. Estudia con una curandera y mantiene constantes enfrentamientos con la Iglesia. Su lucha por la independencia y su determinación a no someterse a ningún hombre pone constantemente en conflicto su amor por Merthin. Merthin, por su lado, comienza como aprendiz de carpintero y su gran talento le convierte en el mejor arquitecto de Kingsbridge. No acepta las restricciones y limitaciones de los que mandan en la ciudad. Cuando ve que no puede casarse con Caris ni realizar sus proyectos soñados decide viajar a Italia.


Desde el lanzamiento se mandan mensajes conflictivos, por un lado el autor parece que quiere dejar claro que no es la continuación de Los Pilares de la Tierra, éxito en ventas, sino una historia basada en la misma localidad, Kingsbridge, algunos años después, pero el editor patece claro que en la misma portada indica "la continuación de Los Pilares de la Tierra". To creo que desde que escribió una y otra novela, han cambiado las cosas, lo irregular de lo que he leído de Ken Follett, me hace suponer, que tiene unos cuantos "negros" a su servicio que le escriben integramente las novelas. Bueno, parece que Laejandro Dumas hacía lo mismo.
Si miramos un poco la historia que nos cuenta, nos encontramos que la longitud del relato es abusiva, de tal forma, qua algunos acontecimientos, se dan por duplicado. no hay una sola epidemia de peste, sino dos, la última deamás despachada de un plumazo, a Ralph lo condenan dos veces a muerte, y sin embargo, como máxima incoherencia lo nombran despues conde. Sin duda, dada la extensión del relato llega un momento que no saben lo que contar.
Por otro lado, si se hace una novela histórica, o se quiere hacer, no sólo es necesario un poco de rigor histórico en cuanto a la arquitectura y usos, sino en cuanto a los personajes, y de los personajes, ninguno se salva de una detallada observación. Así, Merthin: es imposible, que un carpintero medieval, sin que nadie le enseñe sepa hacer un puente de piedra. Caris, en un alarde de inteligencia y premonición, parece conocer la microbiología casi con 500 años de antelación, y sin estudios, sólo por intuición femenina. Wufric, el amado de Gwenda, chulea a su señor feudal, que no es más que el bueno de Ralph, y éste apenas puede hacerle nada.
A pesar de todo, en algunos momentos, la historia se hace algo interesante, quizás mas en la historia de Gwenda que en la de los otros. Sin embargo, adolece de dos defectos, para mí capitales, la gran extensión de páginas, para una história que no dá mas de sí, y el otro error capital: los personajes, claramente no son medievales, piensan y actúan como contemporáneos nuestros, sólo exepcionalmente recuerdan de "medievalizar" sus actitudes. En definitiva, un culebrón mas o menos aburrido.

01 septiembre 2008

El juego del ángel

Carlos Ruíz Zafón
El Juego del Ángel
Planeta 2.008
667 pags.

En la turbulenta Barcelona de los años 20 un jóven escrtitor obsesionado con un amor imposible recibe la oferta de un misterioso editor, para escribir un libro como no ha existido nunca, a cambio de una fortuna, y tal vez, mucho más.

Con un estilo deslumbrante e impecable precisión narrativa, el autor de La Sombra del Viento nos transporta de nuevo a la Barcelona de El Cementerio de los Libros Olvidados para ofrecernos una aventura de intriga, romance y tragedia, a través de un laberinto de secretos donde el embrujo de los libros, la pasión y la amistad se conjugan en un relato magistral.

Esta nueva novela de Ruíz Zafón, no está mada mal. Los que esperan ver otra "Sombra del viento" se verán defraudados, porque, aunque tiene sus similitudes (En la sombra era el fantasma de la ópera mas o menos) y aquí es el mito de Mefistófeles (poco mas o menos), esta es mas apresurada y los personajes diferentes mueren mucho mas rapido. Respecto a los personajes, destacar sobre todo a Isabella Gispert y a los libreros Sepere padre e hijo, verdaderamente personajes mucho mas notables que el resto, aunque quizás son los que menos relación tienen con la trama principal de la novela. No obstante, el nieto de Sempere padre (e hijo de Isabella) será Daniel Sempere que protagonizará La sombra del Viento.

En general, la novela es una historia que es vista desde distintas perspectivas, según los personajes. David, el protagonista, metido en una historia que tiene que escribir apetición de un misterioso editor francés que muy bien podría ser el mismísimo diablo. Victor Grandes, el íntegro policía, cuyos detalle e indagaciones solo coinciden tangencialmente con lo que vé y siente David Martín. Diego Marlasca e Irene Sabino, que vivieron 20 años antes lo que le está pasando a David.

Pese a presentar algunas deficiencias, es muy recomendable. Quizás mejor si no se compara con la Sombra.

El psicoanalista

El psicoanalista
The analyst
John Kazenbach
Ediciones B 2.007 (EEUU 2.002)
Trad Laura Paredes
457 pags

"Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa como, porqué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya. Al principio pensé que debería matarlo para ajustarle las cuentas, sencillamente, pero me dí cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío. Y dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide".
Así reza el anónimo que recibe Frederick Starks, un psicoanalista con una larga carrera a sus espaldas y una vida cotidiana de lo más tranquila. Starks deberá emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de las amenazadoras misivas. De no ser así, pasado ese plazo de tiempo deberá elegir entre suicidarse y ser testigo de cómo, uno tras otro, su familiares y conocidos van siendo asesinados por un psicópata que promete llevar hasta el fin un plan que ha ideado para vengarse.
Dándole un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, John Katzenbach nos ofrece una novela en la tradición del mejor suspense psicológico.

Esta novela, se ha vendido bien, la que tengo en mis manos es la 11 edición (es lo que pone en el interior, aunque en el exterior, una pegatina indica que es la 12. El libro, está estruturado en diversas partes, que a medida que van trascurriendo van haciendo lo mas cansino y mas previsible, a pesar del gran inicio. Desde el principio, nos presenta una serie de personajes, el doctor Starks y el maloso, que, son un poco tramposetes. Mas adelante, el que se vuelve mas tramposo que ellos es el autor, que sin coherencia, nos quiere vender, sobre todo, un final, que sin destripar, no es ni creíble, ni como hemos dicho coherente con lo anteriormente expuesto en la novela. El protagonista por otro lado, es un ser patético y egoista, que vive en su mundo, en su torre de marfil, y que su miserable existencia no justifica las múltiples molestias que se toma el pobre maloso para arruinarle su vida deportivamente.
Mi opinión, se lee de un tirón, pero va perdiendo cada vez mas gas, desde el momento que lo terminas, empiezas a olvidarlo con una velocidad importante. Mi pregunta es porqué el maloso, se toma tantas molestias para acabar con un psicoanalista capullo, y a los otros que han arruinado su vida los despacha sin mas.